En la mayoría de nuestras novelas
románticas pertenecientes al género histórico, los bailes de salón
suelen ser algo habitual y en muchas ocasiones, una parte clave en las
historias de nuestros protagonistas. Es por eso que en este nuevo
artículo vamos a ocuparnos de los bailes y, para no cansar -ya que este
es un tema que daría para mucho dependiendo de la época o el lugar- nos
centraremos en los bailes típicos que aparecen en las novelas
encuadradas dentro del subgénero llamado de Regencia.
Estos eventos podían ser de máscaras o
de sociedad. Los bailes de máscaras eran la excusa perfecta para que los
participantes diera rienda suelta a su imaginación y vistiesen, en esas
ocasiones, trajes de otras épocas, divertidos complementos y máscaras,
acompañados de compases musicales alegres.
Durante las veladas también era
corriente que se cantara o se tocara algún instrumento musical como
muestra de las dotes del "músico" y para deleite del auditorio.
Los bailes de palacio eran los encargados de abrir la temporada de bailes.
Este tipo de veladas brindaban una gran
oportunidad para que las mujeres jóvenes encontraran marido y los
hombres esposas adecuadas.
Preparar un baile en una casa
aristocrática era todo un acontecimiento y tal era su importancia, que
podía influir en la posición social y política de la familia que lo
organizaba. En función de quienes fueran los anfitriones del baile, se
prestaba mayor o menor interés. Por descontado, si algo salía mal en el
trascurso de la velada, cualquier pequeño incidente o escándalo de mayor
o menor relevancia, podía convertir el evento en un desastre social.
Había
que enviar las invitaciones con antelación y estas, si querían incluir a
toda una familia, tenían que enviarse en tarjetas individuales: Una
para los señores de la casa (los padres), otra para los hijos, otra para
las hijas, y en el supuesto de que esa familia tuviera algún invitado,
otra para él. En la invitación se hacía constar el lugar y la hora del
baile y una nota rogando la confirmación de asistencia. Podían enviarse
todas las invitaciones en el mismo sobre. La aceptación o la excusa para
no asistir debía ser respondida con un máximo de tres días y enviada
por mensajero, de manera que la anfitriona tuviera tiempo de organizarlo
todo.
La habitación donde se fuera a organizar
el baile debía contar con unos imprescindibles requisitos: suelo liso,
buena ventilación, una decoración adecuada y abundancia de adornos
florales. Poner arbustos y árboles de hoja perenne ocultando el lugar
donde estarían los músicos, crearía un efecto encantador.
Debería contar además con una zona de
vestuario donde los invitados pudieran dejar sus prendas de abrigo y
disponer de tarjetas identificativas para que a cada entrega se le
pusiera su nombre.
En uno de los salones colaterales solía
colocarse un buffet con comida y refrescos que se abría a mitad del
baile y se reponía durante el resto de la velada.
En otro de los salones contiguos podían habilitarse mesas para juegos.
El tocador de señoras debía estar
provisto de jabón, agua, toallas, cepillos, peines, agujas, alfileres e
hilo, colonia, polvo facial... En el aseo de los caballeros no debía
faltar agua, peines, jabón, toallas, betún y cepillo, sacabotas...
Si se trataba de un baile sin cena no
era imprescindible que todo el mundo llegara a la misma hora y se
permitía llegar un poco más tarde. Estos, solían comenzar alrededor de
las nueve de la noche y se prolongaban hasta la madrugada.
Los anfitriones recibían a los invitados
en la entrada y entre ellos y otros miembros de la familia se ocupaban
de presentar a los invitados para que nadie se encontrara solo y
desplazado. Se esperaba que todos aquellos que aceptasen la invitación
al baile tuvieran disposición a bailar, de lo contrario, mejor que
declinaran asistir, puesto que deambular por la sala sin hacerlo sería
una forma de avergonzar a la anfitriona.
Un
caballero que aceptara acompañar a una dama a un baile, podía enviarle
un ramo de flores esa tarde y habría de tener su coche dispuesto para
recogerla a la hora señalada. El protocolo requería que el primer baile
lo hiciera con ella, después ella ya podría bailar con quien le
apeteciera. Si hubiera cena, este caballero debería ser quien la
acompañase a la mesa y estaría disponible para llevarla a su casa cuando
ella se quisiera retirar.
Para invitar a una dama a bailar podían
utilizarse diversas formas para evitar ser repetitivo: "Me concede su
mano en la cuadrilla", "Me honraría si bailara esta pieza conmigo", "Me
daría el placer de bailar..."
Un caballero que asistía solo a un baile
debería solicitar la primera pieza a la anfitriona, aunque ella,
seguramente ocupada o ya comprometida, le presentaría a otra mujer a
quien éste debería aceptar. Además debería bailar con frecuencia, si no,
es muy probable que no recibiera muchas invitaciones más: se le
invitaba para bailar, no para esperar la cena.
Si algunas damas iban sin acompañante al
baile, sería función de la anfitriona proporcionarles una pareja al
inicio. Cada bailarín debería estar provisto de un carné de baile con el
programa impreso y espacio para anotar con quien se iba a bailar cada
pieza. Suponía un gran fallo en la etiqueta quedar con alguien para
bailar y luego no recordar la promesa. Las parejas que llegaran juntas
al baile podrían bailar hasta dos piezas, pero no más si no querían
despertar la excitación del público: bailar juntos continuamente
levantaría muchas críticas y sería, además, de mala educación.
El baile comenzaba con una marcha
(polonesa), a continuación una cuadrilla, un vals, una polca, un galope,
etc., e iban alternando piezas hasta terminar con una marcha antes de
la cena. El caballero que estaba bailando en ese momento con la dama, a
menos que esta hubiera venido con otro señor, la acompañaba a la mesa.
En el baile, la dama y el caballero
debían evitar largas conversaciones pues muy probablemente esto
interferiría en la buena marcha de la danza. Un mínimo de palabras
amables o una ligera conversación sería aceptable en el caso de que se
conocieran, si no, habrían de hacerlo en silencio.
Después de bailar, el caballero llevaba a la dama a su asiento y debería darle las gracias por el placer que había tenido al bailar con ella. No debía entretenerse demasiado tiempo en una conversación íntima con ella. Jamás debía llevar a la dama de la mano, tenía que ofrecerle el brazo.
Después de bailar, el caballero llevaba a la dama a su asiento y debería darle las gracias por el placer que había tenido al bailar con ella. No debía entretenerse demasiado tiempo en una conversación íntima con ella. Jamás debía llevar a la dama de la mano, tenía que ofrecerle el brazo.
Unas normas básicas:
- Ni las damas casadas ni las solteras deben abandonar el salón de baile sin vigilancia.
- Un caballero jamás insistirá en bailar con una dama si ella ha expresado su deseo de no hacerlo.
- Exceptuando el primer baile, la etiqueta indica que los casados no deben bailar juntos.
- Un caballero no se sentará al lado de una dama, la conozca o no, cuando haya un asiento vacío sin pedir permiso primero.
- Una dama jamás bailará con un caballero inmediatamente después de haberle negado un baile a otro.
- Ningún caballero cuando baile el vals debe tocar la cintura de una mujer con la mano descubierta. De no llevar guantes, usará un pañuelo. Además, jamás rodeará la cintura de la mujer hasta que comience la música e inmediatamente debe retirarla cuando termine.
- Una dama jamás puede negarse a conocer a un caballero en un baile privado. En uno público será libre para rechazar cualquier presentación.
- Ninguna dama debe pasar la noche sin el privilegio de bailar. Los caballeros deben estar lo suficientemente atentos para que todas bailen al menos una vez.
- Un caballero no debería invitar a bailar a ninguna mujer una pieza de baile con la que no esté familiarizado, porque es molesto y vergonzoso para la dama tener una pareja torpe.
- Finalizado el baile, la dama no está obligada a invitar a su acompañante a su casa una vez que la devuelve a su domicilio, y si lo hace, él debe rechazar la invitación. Sí puede, sin embargo, tener la cortesía de pedir su permiso para quedar con ella al día siguiente.
- Del baile se debe ir uno sin decir adiós a los anfitriones, pues puede provocar que otros invitados decidan marcharse también y originar que la velada acabe antes de lo que tenía previsto la anfitriona.
- Los miembros de la familia que es la anfitriona del baile, no deben bailar con frecuencia, pues deben entretener a sus invitados y dejar su sitio a otras personas para la danza.
- En los salones de baile no se pueden tener charlas privadas y confidenciales, así como tampoco se debe ser bullicioso.
- Un caballero jamás insistirá en bailar con una dama si ella ha expresado su deseo de no hacerlo.
- Exceptuando el primer baile, la etiqueta indica que los casados no deben bailar juntos.
- Un caballero no se sentará al lado de una dama, la conozca o no, cuando haya un asiento vacío sin pedir permiso primero.
- Una dama jamás bailará con un caballero inmediatamente después de haberle negado un baile a otro.
- Ningún caballero cuando baile el vals debe tocar la cintura de una mujer con la mano descubierta. De no llevar guantes, usará un pañuelo. Además, jamás rodeará la cintura de la mujer hasta que comience la música e inmediatamente debe retirarla cuando termine.
- Una dama jamás puede negarse a conocer a un caballero en un baile privado. En uno público será libre para rechazar cualquier presentación.
- Ninguna dama debe pasar la noche sin el privilegio de bailar. Los caballeros deben estar lo suficientemente atentos para que todas bailen al menos una vez.
- Un caballero no debería invitar a bailar a ninguna mujer una pieza de baile con la que no esté familiarizado, porque es molesto y vergonzoso para la dama tener una pareja torpe.
- Finalizado el baile, la dama no está obligada a invitar a su acompañante a su casa una vez que la devuelve a su domicilio, y si lo hace, él debe rechazar la invitación. Sí puede, sin embargo, tener la cortesía de pedir su permiso para quedar con ella al día siguiente.
- Del baile se debe ir uno sin decir adiós a los anfitriones, pues puede provocar que otros invitados decidan marcharse también y originar que la velada acabe antes de lo que tenía previsto la anfitriona.
- Los miembros de la familia que es la anfitriona del baile, no deben bailar con frecuencia, pues deben entretener a sus invitados y dejar su sitio a otras personas para la danza.
- En los salones de baile no se pueden tener charlas privadas y confidenciales, así como tampoco se debe ser bullicioso.
El carnet de baile:
Un carnet de baile era un folleto con
una cubierta decorada en el que se enumeraban los diferentes bailes que
fuera a haber durante la velada, además de los títulos y los
compositores, y donde se apuntaba el nombre del caballero con quien la
dama los bailaría. Solía tener una presentación en la que indicaba la
organización patrocinadora del evento. Generalmente constaba de un lapicero y una cuerda decorativa por medio de la cual se podría unir a la muñeca de la dama o al vestido de fiesta.
Los bailes:
Durante la época de la Regencia, la
mayoría de los bailes tenían pasos muy complicados y difíciles de
aprender. La mayoría de ellos eran danzas del país. Los bailarines se
enfrentaban entre sí en una larga fila y los movimientos que realizaban
seguían unos patrones muy elaborados.
Se bailaban dos bailes con una misma pareja así que esto se prolongaba bastante, con lo cual, bailar con alguien que no te gustara no resultaba nada agradable.
Se bailaban dos bailes con una misma pareja así que esto se prolongaba bastante, con lo cual, bailar con alguien que no te gustara no resultaba nada agradable.
Estas danzas inglesas data de alrededor
del siglo XVI y eran populares entonces entre las clases medias. En la
corte se bailaban para completar la noche.
Polonesa: es una forma musical
consistente en un movimiento de marcha moderada. En su origen era una
marcha solemne que daba principio y fin a una fiesta realizada en casa
de una familia de la nobleza. Las parejas, tomadas de las manos y
guiadas por el dueño de la casa, atravesaban las salas, las galerías y
los jardines, haciendo los más extravagantes movimientos. En ocasiones
el dueño guiaba la marcha y esta recorría desde los jardines hasta los
baños.
Baile campestre: Se hacía entre varias parejas. Empezaban unas primeras parejas y después se iban uniendo las parejas restantes.
Reel: Se trata de un baile para tres o cuatro personas que se iban alternando y mostraban un elaborado baile con los pies.
El cotillón y la cuadrilla, ambos de origen francés, son dos bailes de conjunto muy populares y elegantes en su escenificación.
Cotillón: Originalmente era una danza popular francesa que se introdujo en Inglaterra aproximadamente en 1770.
Cuadrilla: Las damas de Almacks fueron las que introdujeron este baile en la sociedad inglesa en 1816.
Esta danza consta de cinco partes distintas y es muy animada y graciosa. Su música, generalmente, fue adaptada de canciones populares y obras teatrales. Una versión popular que aún se baila a día de hoy es The Lancers, aunque los bailarines actuales tienden a caminar en lugar de moverse con los pasos complicados de la década de 1820 cuando se encontraba en su apogeo.
Esta danza consta de cinco partes distintas y es muy animada y graciosa. Su música, generalmente, fue adaptada de canciones populares y obras teatrales. Una versión popular que aún se baila a día de hoy es The Lancers, aunque los bailarines actuales tienden a caminar en lugar de moverse con los pasos complicados de la década de 1820 cuando se encontraba en su apogeo.
La contradanza y el vals fueron sustituyendo gradualmente a las danzas del país.
Contradanza: Aunque muchos piensan que
la contradanza es de origen francés, este baile fue exportado desde Gran
Bretaña a Francia. Es un ritmo rápido de danza compuesto por varias
secciones de ocho compases que se repiten. Tiene su origen en las danzas
tradicionales de Gran Bretaña y se extendió por Europa.
Vals: El vals se puso de moda en Viena en torno a la década de 1780 y posteriormente se extendió a muchos otros países. Guillermo II lo prohibió en los bailes de la corte en Alemania.
La introducción del vals en la sociedad
inglesa a principios del siglo XIX supuso un gran escándalo, se
consideraba "desenfrenado e indecente". Nunca antes un hombre y una
mujer habían bailado en público con tanta proximidad física, es decir,
casi dándose un abrazo. Se consideró inmoral. Sin embargo, fue
precisamente su posición cerrada lo que se convirtió en el ejemplo para
la creación de muchos otros bailes de salón contemporáneo.
El vals se introdujo en Inglaterra por medio de Baron Neuman en 1812 y poco a poco llegó a ser aceptado por las damas de Almacks. A partir de 1816, el vals comenzó a verse con otros ojos.
El vals se introdujo en Inglaterra por medio de Baron Neuman en 1812 y poco a poco llegó a ser aceptado por las damas de Almacks. A partir de 1816, el vals comenzó a verse con otros ojos.
Fuente original: http://www.rnovelaromantica.com
Ofrecido por : http://www.escuelaflow.es
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