INTRODUCCIÓN
La danza ha formado parte de la vida de
los hombres desde el principio de la Humanidad. Danzar es bueno para
todos, y especialmente para los niños, no sólo porque se divierten sino
porque también les ayuda en su desarrollo corporal, contribuye a
afianzar la lateralidad, la coordinación y les facilita el aprendizaje
del ritmo mediante el movimiento. En general, la danza puede
considerarse como un hecho interior y a la vez exterior, como expresa
Ángela Hugas: “por un lado, hay una proyección hacia fuera de lo interno
jugando con el entorno, con la energía, con la gravedad. Por otro lado,
esta actividad profunda se ha nutrido y ha sido posible gracias a las
vivencias con el entorno”. Esto significa que la danza es una actividad
enriquecedora dentro de un trabajo en conjunto con otros medios
artísticos y con aspectos de la vida que la van nutriendo y
fortaleciendo; Ángela Hugas presenta diferentes nexos de la danza,
algunos son:
- Nexo entre la danza y la música: cuando se oye una melodía es muy difícil permanecer estáticos.
- Nexo entre la danza y la cotidianidad: la danza se nutre de la vida y la vida se puede enriquecer por la danza, combinando acciones y gestos cotidianos con la música y el movimiento; simular despertarse, desperezarse, bañarse. Es recoger los movimientos que surgen en el quehacer diario del niño para incorporarlos a la danza.
- Nexo entre la danza, la comunicación y el lenguaje: la danza como medio de comunicación está presente dentro de la expresión plástica a través de la plasticidad del cuerpo.
Herminia Mª García Ruso analiza la danza
desde la perspectiva integral, contemplando los siguientes aspectos:
actividad humana universal: actividad motora, ya que utiliza el cuerpo
como instrumento a través de técnicas corporales específicas, expresa
ideas, emociones y sentimientos y está condicionada por una estructura
rítmica; actividad polimórfica, ya que puede presentar múltiples formas;
actividad polivalente, ya que puede abarcar diferentes dimensiones como
el arte, la educación, el ocio y la terapia; actividad compleja porque
conjuga e interrelaciona factores biológicos, psicológicos,
sociológicos, históricos, estéticos, morales, políticos, técnicos,
geográficos, y porque aúna la expresión y la técnica y puede ser
individual y colectiva.
Patricia Stokoe consideró inseparable el
concepto de “expresión corporal-danza” y partió del principio de que
todo movimiento puede ser una danza y poseer una carga expresiva. La
entendió como una conducta espontánea inherente al ser humano, como un
lenguaje mediante el cual la persona expresa sensaciones, emociones,
sentimientos y pensamientos, con el cuerpo, integrándola de esta manera a
sus otros lenguajes expresivos, como el habla, el dibujo, la pintura,
la escritura, la poesía, etc. Patricia Stokoe se dio cuenta que la danza
se reducía a una secuencia de patrones de movimientos, que a nivel de
espectáculo puede estar bien, pero no a nivel educativo.
El eje central de sus investigaciones
fue la expresión corporal y planteó que el niño es fuente-instrumento e
instrumentista. El niño se comunica a través de su cuerpo.
La comunicación corporal puede analizarse, sólo con fines didácticos, tomando una división realizada por Patricia Stokoe:- Comunicación intrapersonal: es la que establece el sujeto consigo mismo.
- Comunicación interpersonal: es aquella que se establece con el otro. Para desarrollarla se utilizan técnicas para la comunicación en parejas como son las de imitación de movimientos, espejos, preguntas y respuestas y ecos.
- Comunicación grupal: es la que se da entre tres o más personas. Aquí las técnicas a utilizar tienen que ver con trabajos coreográficos.
- Comunicación intergrupal: es la que involucra dos o más grupos. Aquí puede incluirse la comunicación que se establece entre los intérpretes y los espectadores.
DISCUSIÓN
VALOR EDUCATIVO DE LA DANZA
La danza no se ha aprovechado lo
suficiente en la escuela por una razón, el desconocimiento, tanto de su
enorme valor como agente educativo como de sus componentes técnicos
básicos y de la forma de llevarlos a cabo. Actualmente, la enseñanza se
está mostrando más interesada por esta forma de educación y expresión
artística, incluyendo en sus programas la danza, frecuentemente al lado
de la música. Mediante la danza grupal el alumnado puede adquirir la
experiencia de ver cómo las personas se adaptan entre sí, por lo que es
una forma valiosa de fomentar las relaciones sociales.
En síntesis, puede decirse que el valor educativo de la danza es doble:-Primero, en razón de la práctica del movimiento.
-Segundo, al facilitar el perfeccionamiento de la armonía personal y social que fomenta la observación exacta del esfuerzo.
Hablar de danza en preescolar es hablar
del valor educativo que ofrece esta área más allá de sus valores
estéticos y culturales como arte escénico o disciplina artística, como
cita Jacqueline Robinson en su libro El Niño y la Danza: “El objeto de
la enseñanza de la danza a los niños es hacer mejores a los seres
humanos”.
Para Patricia Escobar lo que se busca es
que el alumno encuentre en la danza un lugar acogedor, donde pueda
crecer, aprender y desarrollarse integralmente con la ayuda del maestro y
de sus compañeros. En este sentido, los aportes de Oscar Vahos en su
libro Danza-Ensayos son una muestra de la importancia de trabajar la
danza desde la temprana edad, analizando los contras si se niega su
inclusión en el sistema educativo.
Todos los autores coinciden en que el
educador antes de preocuparse por qué enseñar, ha de considerar delante
de quiénes se encuentra para ayudar a los niños y niñas a tener un
desarrollo armónico, integral y responder a las necesidades e intereses
que tienen en cada momento.
En las escuelas infantiles donde se fomente la educación por la
danza, se ha de centrar la atención en el efecto benéfico que esta
actividad creativa tiene sobre el alumnado, y no tanto en la ejecución
perfecta de danzas con vistas a un espectáculo. Por lo tanto, deberá
practicarse teniendo en cuenta este principio y siguiendo unos
procedimientos claramente definidos.
El tratamiento de la danza en un enfoque
pedagógico se basa en un modelo didáctico integrador y desarrollador,
que por medio de sus componentes apunta a la formación del estudiante, y
su incorporación en la sociedad. La danza se constituye así en un medio
y no en un fin en sí misma. Se pretende que los niños y niñas, al
practicar la danza, aprendan a utilizar destrezas, procedimientos y
conceptos para generar conocimientos, habilidades, hábitos y actitudes
que permitan satisfacer sus necesidades y así poder adaptarse al medio
satisfactoriamente, puesto que los aprendizajes deben ser para la vida.
A través de la danza como medio
educativo, pensando en una educación formadora y desarrolladora, se da
la posibilidad de estimular las grandes áreas de capacidades y
habilidades (cognoscitivas, sociales y de movimiento) y que en el ser
humano se van desarrollando paralelamente, aún cuando unas maduren antes
que otras.
La edad propicia para iniciar al niño y a
la niña en la danza colectiva según algunos autores como Patricia
Escobar, Diógenes Vergara y Jacqueline Robinson, sugieren que ésta no se
trabaje antes de los tres años de edad, porque los niños y niñas están
en proceso de auto-reconocimiento, adquiriendo en sí, el dominio de su
cuerpo. Para ellos y ellas es conveniente trabajar con cantos infantiles
que les motiven a moverse de manera espontánea. En relación con esto,
Vergara dice: “En preescolar no es fácil ejecutar movimientos
conscientes que impliquen alternancia, es decir, que mientras el pie
derecho realiza un movimiento en una dirección específica, el pie
izquierdo lo ejecuta en otra dirección. Los movimientos que pueden
realizar han de ser sencillos.
Con respecto a este tema Jacqueline
Robinson nos dice que: “Tal vez no lo sepas aún, pero la danza existe en
ti, en todo momento. Basta con escuchar, mirar, sentir. También existe
fuera de ti, en la naturaleza, en la gente que te rodea, en todo lo que
forma parte de tu vida”. Es decir, es bueno que el niño empiece la danza
desde la más tierna edad porque esta actividad le es natural: juega con
su cuerpo desde su nacimiento. Sin embargo, no es antes de los tres
años que se le puede hacer bailar “conscientemente”.
La danza infantil se compone de movimientos sencillos, organizados en un marco espacio-temporal concreto. Los pasos, enlazamientos, etc, pueden ser ejercitados como formas aisladas o como formas elaboradas en una composición coreográfica. Por ejemplo, la combinación de marchar, saltar, girar, correr en forma semejante a una cadena, encontrarse en un círculo, etc. Breves secuencias de movimientos encadenados forman una totalidad mayor, una danza. Y todo ello vivido, experimentado por cada participante y por el grupo en conjunto.
Los tipos de danzas más utilizados en la
educación infantil, según la estructura coreográfica, son: las danzas
en rueda, en líneas o en parejas.
En un principio el alumnado reacciona
inmediatamente ante los estímulos, de modo que en esta primera etapa
existe el peligro de perder la espontaneidad infantil por un exceso de
corrección y de ajustar los movimientos a unos modelos demasiado
estrictos. Por eso, el profesorado deberá guiar con cautela, por medio
de sugerencias. Deberá alentar al alumnado para que emplee su energía en
ejecutar sus propios movimientos de forma natural, sin corregir
demasiado, ni ajustar a unas normas rígidas, condicionadas por una
coreografía completamente elaborada de antemano. La corrección y el
asesoramiento formal vendrán después, cuando el niño o la niña hayan
desarrollado su personalidad sin restricciones ni inhibiciones y pueda
entender y apreciar el significado completo de lo que se les solicita.
Por otra parte, el uso de la repetición
es natural y tiene valor. Los movimientos deben incluir preferiblemente a
todo el cuerpo, y el profesorado no debe exigir absoluta precisión en
los aspectos técnicos, puesto que el alumnado aún no está capacitado
para su correcta ejecución. A medida que va adquiriendo experiencia
siente el impulso de imitar, por lo que el docente puede entonces
invitarle a ello y a realizar con más o menos inmediatez y exactitud el
movimiento propuesto, desarrollando así, al mismo tiempo, el sentido de
la observación.
El docente debe convertirse en un buen conductor y orientador del
grupo, debe hacer que los niños y niñas disfruten la danza. El docente
debe realizar un diagnóstico de entrada que le permita conocer más a sus
alumnos en cada una de sus dimensiones, y así evaluar las necesidades
que ellos presentan, para iniciar su trabajo a partir de ellas,
animándoles y motivándoles en forma constante.
Teniendo en cuenta que el papel del
docente frente a los niños y niñas de preescolar no es formar artistas,
sino aproximar el niño al arte, éste debe presentarle la danza como una
alternativa de expresión donde cada uno descubra sus propias facultades y
habilidades. Debe ofrecer la oportunidad que los niños y niñas conozcan
nuevas formas de movimiento y no trabajen solo por imitación.
Debe tenerse en cuenta también a los
niños con necesidades educativas especiales, atendiendo a la diversidad.
El profesor debe proporcionar alternativas que favorezcan el goce y el
placer de moverse.
Los objetivos de la danza en la Educación Infantil se pueden concretar en:
- Conocer, controlar y dominar el propio cuerpo.
- Dar al movimiento precisión en su organización temporal y rítmica.
- Tomar conciencia del cuerpo como instrumento de comunicación.
- Disfrutar y recrearse con el movimiento en un ambiente lúdico.
- Fomentar y perfeccionar la relación grupal,
- Enriquecer la expresión de la afectividad.
- Adquirir confianza en sí mismos.
- Despertar en los niños aspectos como la curiosidad, la imaginación, la creatividad a través de canciones, juegos, danza y actividades de expresión corporal.
- Introducirles en los elementos básicos de la técnica de la danza a través del componente lúdico.
CONCLUSIONES
Introducir la danza en la educación dota a los alumnos de herramientas para así acceder más fácil a otros aprendizajes. Será el docente el encargado de gestionar y eso conlleva: organizar, planificar, mediar el proceso de aprendizaje y evaluar.
La educación por medio de la danza considera los siguientes principios:
El alumno considerado como un ser en
constante evolución, podrá expresarse según sus capacidades
individuales, de su elección y creación originales
El profesor estará siempre cercano a
cada alumno y al grupo total. Imaginará temas y motivaciones que
permitan a todos descubrir sus potencialidades personales y los mejores
medios y recursos para desarrollarlos. Permitirá al alumno que se
exprese por sí mismo con total libertad integrándose y desarrollándose
como persona. Deberá conseguir sacar el potencial de cada alumno.
Se persigue la formación del alumno y su incorporación en la
sociedad, por lo que la danza se constituye así como un medio y no en un
fin.
Puede que haya muchos detractores de
este tipo de educación, pero la prueba de que esta práctica es
fructífera la tenemos en el programa MUS-E. La idea fue creada por un
violinista, Yehudi Menuhin, que desde 1994 se comenzó impartir en Suiza.
Lo que desde esta propuesta se intenta llevar a cabo es la educación a
través de las habilidades artísticas, y para ello se valen, además de
los docentes que trabajen en el centro, de artistas expertos en sus
respectivas materias, ya sean música, danza, teatro, etc. que visitan la
escuela y trabajan también con los niños y niñas.
Sus principios fundamentales parten del
desarrollo intelectual, estético y social de la persona, estimulando el
placer por el descubrimiento, la curiosidad, el interés y el
conocimiento. Además, busca proporcionar lazos entre individuos de
diferentes culturas posibilitando la aceptación y el respeto a la
diversidad. A todo esto se le añade que intenta crear una escuela que se
abra a la sociedad, el barrio, la ciudad, la vida social y artística.
En los centros en los que se ha puesto
en marcha esta propuesta los resultados han sido bastante concluyentes:
una mejora de la integración del grupo, un refuerzo de la autoestima
individual y grupal, la disminución del nivel de conflictividad, un
descubrimiento del compañero a través del contacto físico y el trabajo
sobre la capacidad de autovaloración.
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