La
danza forma parte de la historia de la humanidad, siendo una manera de
expresión y de comunicación que existe mucho antes que el lenguaje
hablado, y que nos aporta importantes beneficios psicológicos.
Desde
que comencé el ballet clásico en el colegio como extraescolar, a los
cuatro años, hasta hoy, que estoy realizando la enseñanza profesional,
no he dejado de bailar y espero seguir haciéndolo. Todo el mundo puede
bailar y expresarse a través del movimiento. La danza puede utilizar
movimientos ya establecidos, como en el ballet o la danza folclórica; o
puede utilizar mímica, como en las de China o Japón. Según las culturas
se baila de distinta forma, existiendo diferentes tipos de danzas.
Algunas se transmiten por tradición, de padres a hijos, y otras se
imparten en las escuelas de danza.
Creo
que es interesante conocer la historia de la danza, que se ha utilizado
para muchas funciones: adorar a los dioses, honrar a los antepasados,
crear magia, galanteo, como forma de arte... Las pinturas rupestres
europeas, con 10.000
años de antigüedad, ya mostraban dibujos de figuras danzantes,
asociadas a rituales religiosos y a escenas de caza, que expresaban
sentimientos. La danza ya era importante en la sociedad humana
primitiva, en la que los primeros ritmos eran hacer ruido con los pies:
alguien empezaba y los demás le seguían. Después se comenzaron a tocar
las palmas y más tarde el ritmo se empieza a hacer con las piedras,
comenzando los rituales: la danza del fuego, de la fecundidad, de la
caza..., que eran dirigidos por el hechicero.
En
las antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana, aparecen las
primeras bailarinas representadas en sus mosaicos y escritos. Los
faraones egipcios instituyeron danzas ceremoniales, representadas por
profesionales. De esta época provienen las danzas orientales árabes, en
la que las mujeres bailaban delante de los dioses. En la Grecia
antigua, influyen las danzas egipcias, siendo los rituales de la danza
de los dioses griegos el origen del teatro contemporáneo occidental. En
la antigua Roma la danza decayó aunque surgió, con la cristianización,
una forma de danza que comunicaba sin palabras y con gestos, que es la
actual pantomima o mímica.
Durante la Edad Media, a partir del siglo IV, la actitud de la Iglesia
cristiana hacia la danza fue contradictoria ya que la prohíben, pero al
mismo tiempo se incorporan en los cultos cristianos danzas de las
tribus del norte celtas, anglosajones, galos... A pesar de las
prohibiciones, se sigue bailando de forma camuflada.
El
Renacimiento es una época de esplendor del arte y florece con fuerza la
danza. En las cortes de Italia y Francia hubo nuevos desarrollos de la
danza por los mecenas. Se estudió de forma seria y se recuperó el teatro
griego, combinando música y danza. Nacieron las primeras formas de
ballet en el XVI, desarrollándose en Francia los ballets cortesanos. En
el XVII se utilizó por primera vez el escenario con bailarines
profesionales y no cortesanos. En el XVII se estableció la 1ª Real
Academia de Danza de Francia.
En
los siglos siguientes, el ballet se convirtió en una disciplina
artística profesional, y se fue adaptando a los distintos cambios de
cada época. El XIX es la época del ballet romántico, donde empiezan a
destacar más las bailarinas que los bailarines. El ballet o danza
clásica es la madre de la mayoría de las danzas, es la interpretación
teatral.
Después
de la 1ª Guerra Mundial hay un cambio importante, la danza fue
rompiendo reglas y se crean escuelas de danza contemporánea, que
incorporan movimientos de la danza india, española, bailes africanos, e
incluso de las artes marciales como el tai chi. En danza contemporánea
la expresión emocional es fundamental. El cuerpo puede estirarse,
doblarse, rotar, saltar y girar. Se pueden crear un número ilimitado de
movimientos corporales y hay que realizar mucho entrenamiento
especializado.
Os
voy a comentar algunas características del ballet clásico, que requiere
mucha técnica y esfuerzo, ¡os lo puedo asegurar!. Hay variaciones según
su origen sea ruso, francés o italiano. La base técnica del ballet es
la rotación externa de piernas y pies, en ángulo de 180 grados. Hay 5
posiciones específicas y numeradas de los pies, que son la base de casi
todos los pasos posibles. También existen posiciones para los brazos,
que suelen mantenerse con los codos suavemente curvados. La técnica del
ballet acentúa la verticalidad, que es muy importante para realizar los
saltos. El empeño por eliminar la gravedad para saltar mejor hizo que se
inventara la danza sobre las puntas en el siglo XIX, que suelen hacerlo
las mujeres.
La mejor edad para comenzar el estudio del ballet es de 8 a
10 años para las niñas. Los chicos pueden empezar algo más tarde. Antes
de esas edades puede ser perjudicial para el desarrollo, pero si son
mayores se pierde flexibilidad. Las niñas suelen comenzar el trabajo de
puntas después de 3 años de estudio. Las clases suelen ser diarias, con
ejercicios de barra y de centro, es decir, sin apoyo de la barra y cada
vez se van complicando más. En las clases se trabaja alineación,
rotación, distribución del peso, postura, transferencia del peso,
colocación, elongación y equilibrio. Además se dan clases de expresión
corporal, música, repertorio y coreografía. Requiere un gran esfuerzo
físico y personal para compaginarlo con los estudios y exige muchos años
de preparación en forma física y técnica. Los principios técnicos
adquiridos con la práctica del ballet pueden ser aplicados a cualquier
otra forma o estilo de danza. Pero hay que tener en cuenta que, aunque
no sea profesionalmente, todas las personas se pueden expresar a través
de la danza, que se utiliza como terapia en muchas ocasiones. Animaos y
¡a bailar!
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