Aprovechando que empiezan las clases regulares de claqué en Flow (los viernes a las 21:30h) os dejamos aquí la historia de este baile tan divertido y enérgico en el que no basta con seguir el ritmo ¡también hay que crearlo! 
El
 claqué, o tap dance, es un tipo de baile que se caracteriza por usar el
 sonido de los zapatos contra el suelo como instrumento de percusión. 
Por tal razón, el claqué, también es considerado una forma musical. Hay 
dos tipos de claqué: El Jazz Tap y el Broadway Tap.
Este
 último, el Broadway Tap, se centra más en la danza y es utilizado, 
sobre todo, en el ámbito del teatro musical. Y el Jazz Tap se centra más
 en crear música a base de la percusión producida por los zapatos; estos
 zapatos tienen un acabado distinto a cualquier otro, ya que constan de 
dos placas de metal: una en la punta, y otra en el tacón. Estos zapatos,
 por muy raros que parezcan, se pueden comprar casi en cualquier tienda 
de baile.
Se
 cree que el claqué comenzó en el siglo XIX durante el auge de los 
espectáculos juglares. En estos mismos espectáculos había muchas 
personas de raza negra que se pintaban la cara, más oscura de cómo la 
tenían, y se dedicaban a bailar claqué. El ejemplo más claro es William 
Henry Lane, que fue uno de los primeros artistas negros que llegaron a 
integrar en un grupo de juglares y en la actualidad es ampliamente 
conocido como el antepasado más importante del claqué.
A
 medida que los espectáculos de los juglares crecían en popularidad el 
claqué lo hacía con ellos, hasta que se hizo conocer la regla de los 
colores; regla que no permitía a los artistas negros bailar y/o actuar 
en solitario. Esta norma dio lugar a la famosa pareja “Buck and Bubbles”
 que fue formada por John Bubbles y Ford Buck. Este dúo comenzó a bailar
 claqué con trajes impecables o esmoquin, y desde entonces se ha 
convertido en una rutina muy común en estos tipos de baile: tanto en el 
Jazz Tap como en el Broadway Tap. 
Bill
 Robinson, un artista negro que solía bailar a dúo con George W. Cooper,
 dio un vuelco a la situación actual haciendo una representación de 
claqué en solitario. A pesar de que ver a un hombre negro bailar en 
solitario en esa época era extraño, tuvo una enorme oleada de 
reconocimientos, y pronto comenzó a bailar en películas famosas a escala
 mundial en las que solía tener un papel con gran liderazgo y 
protagonismo, sobre todo trabajo con la compañía llamada Shirley Temple.
En
 las producciones actuales de películas se utilizan nuevos métodos para 
captar, amplificar y recrear el sonido de la grabación; el uso de 
micrófonos inalámbricos en los zapatos de los bailarines es una técnica 
muy usada, ya que es la más exacta a la hora de capturar el sonido del 
baile en la grabación. 
Y
 dicho esto solo queda hablar del premio “No Maps on My Taps” (No hay 
mapas en mis pasos) un premio Emmy que ganó un documental de la PBS en 
1979 que ayudó a iniciar el reciente renacimiento del claqué en los 
últimos años. El gran éxito de la reconocida película de animación Happy
 Feet ha reforzado aún más el atractivo de esta danza.
  Volviendo
 unos párrafos atrás recordamos al solista Bill Robinson cuyo cumpleaños
 es el día 25 de Mayo, fecha la cual es reconocida por el presidente 
George Bush como Día Internacional del Claqué. Un perfecto día para 
recordar a bailarines de claqué tan brillantes como pueden ser: Brenda 
Bufalino, los hermanos Clark, Savion Glover, Gregory y Maurice Hines, 
LaVaughn Robinson, Jason Samuels Smith, Chloe Arnold y Dianne “Lady Di” 
Walker entre muchos otros.
  “El
 bailarín del futuro será aquel cuyo cuerpo y alma hayan crecido tan 
armoniosamente juntos, que el lenguaje natural del alma se habrá 
convertido en el movimiento del cuerpo humano”
  Isadora Duncan, Bailarina 

 
 
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