Modula el estado de ánimo, aumenta la inmunidad y es empleada en tratamientos neurológicos. Se suman las evidencias de sus beneficios sobre la salud física y mental.
Hoy se sabe que la música está asociada con la inmunoglobulina A, anticuerpo vinculado a la inmunidad.
Las afirmaciones y atribuciones sobre el poder curativo de la música las podemos encontrar en la Biblia y en la antigua Grecia. En las últimas tres décadas se pudo comenzar a establecer, a partir de métodos modernos experimentales, que estos efectos son genuinos.
No caben dudas del efecto que la música tiene sobre nuestro estado de ánimo o bien que puede modular nuestras emociones en la vida cotidiana, y que también puede promover salud física, psicológica y bienestar general.
La utilización de la música como terapia en el área médica y de la salud mental está siendo cada vez más reconocida a tal punto que es empleada en tratamientos para el dolor, en rehabilitación neurológica en presencia de lesión cerebral, enfermedades neurodegenerativas y trastornos del neurodesarrollo.
Incluso es
empleada para promover neuroprotección, es decir promover el desarrollo
normal del cerebro en el caso de bebés prematuros en terapia intensiva o
para colaborar en el diagnóstico diferencial entre estado vegetativo y
estado de conciencia mínima.
¿Cómo es que la música puede
traducirse en beneficios fisiológicos? Daniel Levitin y colegas en
McGill University, Canadá, dedicaron gran parte de sus esfuerzos durante
el ultimo año en realizar un análisis de los hallazgos documentados en
400 estudios científicos publicados sobre música y funcionamiento
cerebral.
Uno de los hallazgos más interesantes es que la música
está asociada con la inmunoglobulina A, anticuerpo vinculado a la
inmunidad, y con un número mayor de células que combaten gérmenes y
bacterias.
Triste o alegre, aumenta las defensas
Un
estudio realizado por Hucklebridge y colegas en el Reino Unido, explica
que la música se asocia a una mayor concentración de inmunoglobulina A
independientemente de la valencia emocional de la música (es decir, si
expresa por ejemplo alegría o tristeza). De esta manera, la modulación
del estado de ánimo por la utilización de la música, tiene efectos
beneficiosos en la inmunidad más allá de cuál sea el estado de ánimo que
converge.
Otro hallazgo interesante por ejemplo es que se
encontró que se produjo una reducción en los niveles de cortisol en
sangre en pacientes que escucharon música antes de que se les practique
una cirugía, y que esta reducción fue mayor que en aquellos pacientes
que solamente habían tomado fármacos. El estudio se hizo contemplando
los puntajes de ansiedad auto referidos por los pacientes, y fueron
comparados con los niveles de la hormona cortisol medidos en sangre.
Esto indica el poderoso uso medicinal de la música.
Calma, vigoriza y consuela
Entonces ¿qué tipo de música en especial hay que escuchar o hacer cuando sentimos una emoción determinada o para cada estado de ánimo?
No hay una respuesta única a esta pregunta. Cada persona trae al nacer una musicalidad innata, es decir, una sensibilidad a la música y a sus elementos que puede ser activada para la salud y la calidad de vida.
La
elección del tipo de música es única y personal y tiene que ver con la
musicalidad innata propia y las preferencias personales. Parece ser que
para nuestro sistema inmunológico es indistinto y que lo importante es
que la música que elijamos nos ayude a regular nuestro estado de ánimo
ya sea calmándonos, vigorizándonos, o acompañándonos en nuestras alegría
y tristezas.
El siguiente desafío para los neurocientificos es
buscar cuáles son los químicos en el cerebro que se liberan bajo el
efecto de la música, y cuáles son las regiones del cerebro en las que se
liberan estos neuroquímicos. Porque de esta combinación única parece
depender el efecto que nos produce.
* La Lic. Marcela Lichtensztejn es Jefa del Servicio de Musicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva y Directora del Departamento de Terapias Basadas en las Artes de la misma institución. Es autora del libro “Música y Medicina: La aplicación especializada de la música en el área de la salud” (Ediciones Elemento, 2009).
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