lunes, 21 de mayo de 2018

Pole dance

Permítanme iniciar explicando cómo fue que esta actividad llegó a mi vida. Pole dance, Pole sport, Pole fitness, Pole exotic, Pole urbano, Sexy Pole y Pole art son algunos de los nombres que recibe esta disciplina que trabaja la fuerza, la resistencia, la elasticidad, el movimiento y la coordinación del cuerpo a través de un tubo vertical de acero, combinando el baile con la escena teatral; de ello me siento profundamente enamorada y puede que suene cursi, pero sí, lo reafirmo: enamorada.


Ya son varios los meses de práctica y aún recuerdo mi primer día de clase: las profesoras me recibieron muy amablemente, me cambié y empecé a realizar el calentamiento. Lo primero es el reconocimiento del tubo: lo sentí frío, extraño y muy liso. Luego vino la aplicación de los giros alrededor de él, aunque debo admitir que me dio mucha dificultad pues llevaba más de dos años sin hacer actividad física y tenía más peso del habitual; siempre he sido muy delgada por constitución, por algo me llaman “La flaca”, pero en esa época me llamaban “La exflaca” por los kilos de más, un apodo muy molesto y que evidencia que el cuerpo de las mujeres siempre está en la mira de todos, pero ¿qué les importa a otros si estoy flaca o gorda?

Bueno, pero rebobinando, todo esto del Pole dance empezó un día en el que me sentí motivada para hacer deporte; es importante mencionar que hacer ejercicio regular es beneficioso para la salud tanto física como psicológica, y eso era lo que yo necesitaba en ese momento, alivianar un poco mi cuerpo y mente; pero no sabía qué deporte empezar a practicar, entonces inicié con el gimnasio y no funcionó, era aburrido y monótono. Tiempo después vi un video en internet de una chica haciendo una rutina de Pole dance y me quedé con la boca abierta, literalmente, pues me pareció maravilloso y se me metió en la cabeza que eso era lo que yo quería hacer.

Busqué en qué lugares de mi ciudad se dictaban clases y encontré una academia que me permitió enamorarme mucho más de esta práctica del Pole dance. Entre las ventajas y los beneficios de este deporte, que cuenta con exigentes competencias locales, nacionales e internacionales, en las que el país ya tiene varios títulos, además de una Federación Colombiana de Pole Sport, se encuentran:

1. No hay una edad estándar para empezar a practicar, desde la persona más joven hasta la más adulta pueden hacer Pole dance, como ejemplo de ello está Emily Moskalenko, una niña ucraniana de ocho años que apareció en el show de talento rumano “Next Star”, en el año 2015; o Tomoko, una mujer de 70 años que practica Pole dance y deslumbró con sus habilidades en un programa italiano en 2016. 

2. Tanto hombres como mujeres pueden practicar Pole Dance, pero es una realidad que en su mayoría somos las mujeres las que más lo practicamos, debido a la feminización del deporte, la cual genera también que muchos hombres vean afectada su masculinidad en este tipo de actividades, trayendo como consecuencia su abstención a practicarlo.

3. No se requiere tener un cuerpo o peso específico, resulta un poco obvio, aunque a veces parece lo contrario. Tenemos cuerpos diferentes, pero sin categorizar, afirmo: todos y todas podemos practicarlo.

4. Cualquier condición física puede acercarse a este deporte. Aunque es importante entender que avanzamos a ritmos diferentes, así que no hay prisas; cada figura nueva es un reto personal.

5. Para practicar Pole dance es necesario usar poca ropa para facilitar la adhesión o fricción del cuerpo al tubo, además para no limitar el movimiento, pues la intención aquí no prima en querer provocar sino en llevar el cuerpo hasta su límite.

Entre otras características que se rescatan del Pole están su diversidad, transgresividad y versatilidad, las cuales me anclan a él: el Pole es liberador, permite el autoreconocimiento del cuerpo, el compartir con otros y otras; te reta, aumenta nuestra seguridad, requiere de disciplina y constancia, nos permite adoptar el estilo que queramos sin necesidad de cambiar la sensualidad por la acrobacia y viceversa. Además, ¿qué tiene de malo ser y sentirse sensual? Con el Pole eso es posible y desde ahí parten la mayoría de críticas que, en realidad, saben muy poco de lo que significa esta práctica, la cual requiere de mucha disciplina y esfuerzo.

Finalizo enfatizando que practicar Pole dance permite el desarrollo de muchas competencias para afrontar cualquier situación vital. En las mujeres incita a salir del espacio doméstico al espacio público, estimulando las relaciones personales y sociales; facilita la experimentación del placer corporal negado por tradiciones conservadoras y religiosas; además, permite un reconocimiento corporal, una aceptación y una relación más armónica con todos nuestros tipos de cuerpos. En síntesis, el Pole dance aporta al empoderamiento de las mujeres, por eso es políticamente correcto.

Hacer deporte y querer cuidarse, querer nuestros cuerpos, sin necesidad de buscar la validación masculina es un acto valioso de libertad. Así que no acepto los comentarios que denigran a las mujeres y a los hombres que practican Pole dance y sus variantes, que lo colocan en la categoría de lo vulgar. Yo no bailo en el tubo para llamar tu atención, no bailo en el tubo para tu disfrute sexual, no bailo en el tubo para sentirme validada por los demás: yo bailo por mí y para mí, porque el Pole dance no solo es un deporte, es arte.

Autora: Yesica Duque

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