viernes, 27 de junio de 2014

Probando el pole dance

Por Marita Alonso 
 
Ser catadora de fitness es una actividad de riesgo en la que las agujetas están a la orden del día, pero el pole dance era un reto que me imponía mucho respeto. Acudí a Flow Pole Dance dispuesta a averiguar si lo que mi monitor del gimnasio me había advertido era cierto: ¿estaba demasiado preocupada por tonificar y había olvidado el entrenamiento funcional? Es decir, ¿tanta sentadilla y tanta pesa me ayudarían a mantenerme sobre la barra, o resultaría que los músculos no darían de sí? Pronto lo averiguaría… 
Eva Longoria en Mujeres Desesperadas

El pole dance es una disciplina deportiva y artística que aúna fitness y danza. Lógicamente, la barra vertical es la protagonista de esta práctica. Las clases incluyen rutinas de baile y acrobacias, por lo que el trabajo cardiovascular es notable y se pueden llegar a quemar hasta 600 calorías por sesión

En las clases no hay distinción de niveles, por lo que en mi primera experiencia pole comparto espacio con dos chicas con meses de entrenamiento a sus espaldas, una primeriza y una chica que experimenta su tercera clase. Puesto que ha practicado Crossfit, su musculatura es envidiable y hace auténticas virguerías. 

Nuestra profesora, Tania Guillén, nos hace estirar durante unos minutos y nos explica a las novatas lo que vamos a hacer en nuestra primera clase. Front hook /back hook, seat, fireman, posición de equilibrio e… INVERTIDO. Reconozco que temblé, puesto que algo tan sencillo como hacer el pino me da pánico. Trepar a la barra puede parecer sencillo, pero no lo es: requiere una gran fuerza en los brazos. Mantenerse arriba exige concentración y mucha energía. A los 10 minutos de clase estaba sudando y pensando cómo plantear en la oficina al día siguiente que mi contrato necesitaba una cláusula de riesgo
 
Imagen: Flow
Al calentar hicimos oblicuos con la barra: abrazas la barra con el ángulo posterior de la rodilla y, con la otra pierna estirada y pegada a la barra, mantienes el equilibrio. No conseguí bajar más de un par de centímetros por miedo a caerme (¡y eso que me encantan los abdominales!). Para mi sorpresa (aquí va un flash-forward), antes de abandonar la clase de 90 minutos probé a hacerlos de nuevo y los hice sin problema. Una vez que pierdes el miedo a caerte y te familiarizas con la barra, todo es más sencillo

La posición de equilibrio fue un imposible: no era capaz de mantenerme sentada con las piernas cruzadas en torno a la barra, por lo que estar sin sujetarme con los brazos se convirtió en un viaje sin retorno en el que descubrí que el hierro duele (la cara interior de mis músculos así lo atestiguó al día siguiente). Mi otra compañera primeriza no tuvo el mismo problema, por lo que tengo que dar la razón a mi monitor: mis musculitos son una estafa. Mientras que Tania me explicaba con paciencia cómo hacer cada ejercicio, las más avanzadas iban haciendo movimientos más elaborados. Me sorprendió la libertad que hay en clase: cada una se centraba en los movimientos que le apetecían y se ponían retos a sí mismas. 
 
Imagen: Flow
El pole dance mejora el sistema cardiovascular, la flexibilidad, coordinación, resistencia y tonicidad muscular. Corrige la postura, puesto que brazos, abdominales y glúteos han de estar contraídos para alinear el cuerpo al hacer giros que, por cierto, hice. Tania me explicó que desde la primera clase sabes si quieres seguir. Ella, que ha practicado gimnasia rítmica, me dijo que su primera vez fue muy dura, pero que supo que le encantaría. Yo, que amé la experiencia, tengo el defecto de abandonar todo lo que no me sale a la perfección en poco tiempo, por lo que supe que el pole no sería para mí. Es duro y las agujetas son atroces, pero también es divertidísimo y te sorprende la cantidad de ejercicios que llegas a hacer en tu primera clase

Pregunto a la profesora cuántas clases recomienda a la semana. "Cuantas más clases des mejor, pero dado que es duro, muy duro, depende de las capacidades físicas de cada uno. Lo ideal serían 2 o 3, dejando mínimo un día entre cada 2 clases de descanso al cuerpo". Aprovecho para preguntarle qué otras disciplinas sería conveniente combinar con el pole. "TRX, yoga y streching. También lo combinaría con danza clásica y/o contemporánea".

 

Autora: Marita Alonso


lunes, 16 de junio de 2014

15 destinos donde mover sí o sí el esquelto

Ya anunció en su día Alaska que movía la cadera siempre que tenía ocasión. Con el tiempo ha quedado claro que sabía mucho de fiesta. Bailar abre la mente, tonifica los músculos, te invita a conocer gente y sobre todo es tremendamente divertido, incluso improvisando.


Si llevas el ritmo en el cuerpo y estás dispuesto a interiorizar muchos más, no te pierdas nuestro recorrido por las ciudades más bailongas del planeta. Da igual que te vaya lo autóctono, las largas sesiones de DJ o la mezcla. Hay lugares que han nacido para ser bailados. Te toca elegir.
1. IBIZA: SI ENTIENDES QUE LA NOCHE ES PARA BAILAR
Aunque son sus excéntricos clubs los que han catapultado a la isla al trono de los destinos más bailados, en realidad podrás empezar a bailar en cualquiera de sus chiringuitos frente al mar. Empieza en el Café Mambo –el nombre lo dice todo- y déjate llevar por la corriente. El verano ya ha llegado a la isla y clásicos como el Amnesia, Pacha, Privilege, Ushuaïa o Space ya están dándolo todo. Solo faltas tÚ y tus pocas ganas de dormir. Entre fiestas en la playa, mojitos al atardecer y todo un despliegue de dj’s, mejor que tengas las cosas claras. Eso sí, recuerda que bailar en Ibiza es una experiencia vital.

2. ZAGREB: SI QUIERES ENTENDER EL ESPÍRITU CROATA
La exótica Zagreb, mitad mediterránea, mitad centroeuropea, engaña a primera vista. No te dejes llevar por su solemne aspecto y dale una oportunidad a la noche. No será la capital con más ritmo en el cuerpo, pero sí cuenta con una de las parroquias más entregadas. Una vez metidos en faena, los croatas te incluirán en su movida y seguirán tus pasos con entusiasmo hasta altas horas de la noche. No dejes de visitar clubs como el Sirup si quieres llevarte puesta su buena onda.
3. BANGKOK: SI TE GUSTA DESCUBRIR
Más allá de la desoladora visión de Soi Cowboy o de las hordas de mochileros en busca de la cerveza más barata en las cercanías de Khao San Road, existe una ciudad dispuesta divertirse con estilo.Descubre el lado más cosmopolita y marchoso de Bangkok en las fantásticas azoteas de sus hoteles, en los animados bares de Ratchathewi, en pubs tan trendies como Thlonglor y Ekamai o en los clubs de Sukhumvit, como el Soi 11, el paraíso de la gente guapa de la ciudad. Te llevarás una sorpresa y podrás sacar tu mejor ritmo occidental.

4. CUBA: SI TE VA LO DULCE
Y lo picante, y todo lo que tu quieras. Bailar salsa en Cuba es un mandamiento y dejarte llevar por el endiablado ritmo de la isla un deber. Disfruta de la salsa en todo su esplendor y maravíllate con los pasos de baile. Sí, están sincronizados. Disfruta a lo grande en Santa Clara y si te apetece dar clases particulares, pregunta en tu hotel, seguro que saben dirigirte según tus necesidades.
5. ANDALUCÍA: SI TE GUSTA EL FLAMENCO
No podía ser de otra manera. Si te gusta el flamenco y todos sus aledaños, o incluso si quieres probar la calidad de tu profesor/a de bailes de salón, tendrás que pasar la prueba del algodón. Desembarca en Andalucía y ponte con ello. Nombrar una ciudad en concreto sería absurdo, las cosas se improvisan en el sur y donde menos te lo esperes te toparás con el arte, ya sea en una cueva de Granada o en la Carbonería de Sevilla. Si además quieres lecciones particulares Andalucía cuenta con excelentes escuelas dónde aprender los pasos, el duende lo pones tú.

6. GLASGOW: SI QUIERES SABER CÓMO EVOLUCIONARON LAS GAITAS
Sí, es un hecho, Glasgow es una de las ciudades más marchosas de Europa, con la inestimable ventaja de que destacarás muy positivamente por tu exótico y bien llevado ritmo latino en cualquiera de sus muchos clubs. Uno de los más celebrados de Gran Bretaña es Numbers, no te lo pierdas si te gusta la vanguardia. Otro clásico es Sub Club, todo un emblema de la música electrónica.
7. BUENOS AIRES: SI TE VISUALIZAS BAILANDO EL TANGO EN UN BOLICHE
Si te gusta bailar tarde o temprano te toparás con el tango, y para ello nada mejor que aprender a protagonizarlo en un boliche argentino. Deja que te envuelva toda la pasión de un baile que describe sin palabras la mezcla de nostalgia y atrevimiento de los porteños. Empieza tomando algo tranquilo en los bares del barrio de Recoleta y cuando estés más animado lánzate a por las milongas de Palermo. Existen un montón de excusas para aprender a bailar el tango, y una vez que empiezas es adictivo, tanto que si te pones cabezota acabarás marcando “el ocho” sin reservas en el Festival anual de tango que se celebra en Buenos Aires durante el mes de agosto.

8. VIENA: SI TIENES CORAZÓN DE PRINCESA 
Bailarás el vals. Un baile original de los campesinos austríacos y bávaros que con el tiempo se identificó con la alta sociedad. Un ritmo suave y pegadizo, fácil y agradecido. Unos pasos de princesa para que sueñes en los brazos de tu príncipe. En Viena podrás disfrutar a gusto de todos los extras y tendrás la excusa perfecta para vestirte para la ocasión. Para recibir clases apuesta por el Pallavicini Palace donde tocaron compositores tan emblemáticos como Mozart y Beethoven.
9. BERLÍN: SI CREES QUE DORMIR ESTÁ SOBREVALORADO
Si eres de los que pierde la noción del tiempo cuando está bailando debes considerar seriamente pasar un largo fin de semana en Berlín, sin duda la capital de Alemania se convertirá en uno de tus destinos favoritos. Para empezar porque tiene la mala costumbre de no cerrar, de modo que si te gustan las noches eternas aquí puedes alargarlas 24 horas. Conocida por sus emblemáticos clubs y por sus vanguardistas sesionestechno, descubrirás un mundo de lo más hipster mientras bailas como loco en antiguos almacenes, viejas fábricas, improvisados embarcaderos o simplemente fascinantes pistas de baile. Si quieres rizar el rizo haz por entrar en Berghain, el club más famoso, también por lo inaccesible. Es como el Castillo de irás y no volverás. Si, sin duda estás en una de las mejores ciudades europeas para salir de marcha.

10. NUEVA YORK: SI TE PONE BAILAR EN LA CALLE
Si te gusta bailar, te encantará ver cómo se lucen los de Nueva York en plena calle, y es que lo hacen muy bien, sobretodo porque está en su memoria colectiva. Desde que hace 30 años aparecieron los primeros movimientos de hip hop, las aceras de la gran ciudad son una pista de baile. Si siempre te has preguntado cómo te sentirías bailando breakdance, sacia tu curiosidad inmediatamente. Aquí puedes, hay un montón de clases especializadas y la mayoría no son para turistas. Una buenísima opción es hablar con NYC Hip Hop Dance Company, siempre abierta a los curiosos y muy cerca de Times Square. Aunque arrancarse a bailar breakdance te va a costar unos cuantos ensayos, siempre puedes inspirarte en la noche neoyorkina, particularmente en el barrio de Queens. Si prefieres algo más hipster no dejes de pasarte por el East Village y buscar cualquier cartel que anuncie un “indie rock show” sin duda toda una experiencia.

11. RÍO DE JANEIRO: SI QUIERES UNA HISTORIA DE AMOR CON LA SAMBA
No podia ser de otra manera, todos los caminos llevan a Río, y en Río bailarás la samba. Los clubs donde mejor te lo pasarás se llaman Gafieiras y se agolpan en el bohemio y chic barrio de Lapa. No te lo pierdas. El vecindario esta viviendo un tremendo renacer gracias a la música y mucha culpa la tienen clubs como Carioca da Gema o Rio Scenarium.
12. LONDRES: SI TE MUERES POR EL CLUBBING ENTRE CELEBRITIES
Definitivamente, si te gusta bailar, Londres debe ser un imprescindible en tu ruta. La capital del Támesis es al baile lo que a la gastronomía, tiene de todo tipo. Si te gustan los clubs alternativos no te pierdas Cargo, ni dejes de visitar los Corsica Studios, en el sur del río. Si quieres conocer un clásico debes pisar cualquiera de las cuatro pistas de baile del Ministry of Sound, el súper club que lleva más de 20 años dando mucho y muy bien que hablar. Pero si prefieres la marcha más seria, pásate por el Fabric o disfruta de la decadencia con gracia del Madame Jo Jo´s, en el Soho, chic y alternativo. Para todo lo demás, siempre puedes darte un baño de multitudes en el Barco Latino.


13. SALVADOR DE BAHÍA: SI QUIERES ENTRAR EN LAS RAÍCES DE LO TRIBAL
Seguro que has escuchado hablar de las muchas ventajas de la capoeira. ¡Claro! Te gusta bailar. Para no perderte ni un paso y aprender de los profesionales, tu ciudad es Salvador de Bahía. Bien es cierto que Brasil, que parece diseñado para bailar, te ofrecerá muchos más ritmos, pero Bahía es perfecto si quieres empezar por la capoeira, ese baile atávico y tribal a medio camino entre las artes marciales y la música africana. Atento a las plazas públicas, la noche es un buen momento para disfrutar del espectáculo.



14. EDIMBURGO: SI TE GUSTA EL BAILE INTERACTIVO
Ceilidh. Esa es la palabra, aunque te cueste pronunciarla o no aciertes a la primera. Eso viene dando lo mismo, lo importante es que unas al mogollón y sigas las instrucciones, lo demás corre a cuenta de los escoceses que no permitirán que no salgas a la pista. Un baile divertido, interactivo y tremendamente dinámico. Un lugar perfecto para hacer amigos. Atento a las clases que ofrece Dance Base, cerca de Grassmarket.

15. ESTAMBUL: SI TE VAN LAS 1001 NOCHES
¿Sueñas con odaliscas y en las 1001 noches? Tu baile es la danza del vientre. Y el mejor sitio donde aprenderla es sin duda Estambul. Una excusa más para disfrutar de una ciudad mestiza y seductora, un cruce de caminos que atrapa desde el primer atardecer. La cuna del Imperio Otomano, que también cuenta con excelentes ejemplos de cómo bailar en el siglo XXI, es sin embargo un punto perfecto para contorsionarte sin prejuicios.

Fuente original:http://www.traveler.es
Autora: María Bayón






lunes, 9 de junio de 2014

El malabarismo se pone de moda entre los niños


Malabares para niños

En el mes de julio Flow ofrece sus campamentos de verano para niños de entre 3 y 15 años. Creatividad, malabares, acrobacias, teatro, etc. Las actividades que se realizan no son sólo una forma de pasarlo bien (que también) sino que ofrecen muchos y grandes beneficios.
Aquí os dejamos un artículo sobre los beneficios que hacer malabares puede aportar a nuestros hijos.


"Hace poco, mi hija, muy animada, llegó a casa contándome que su profesor de plástica la había encargado una manualidad. Les pidió a sus compañeros y a ella qué investigaran sobre cómo se hace bolas de malabarismo, para que ellos las elaborasen. Claro que nos fuimos a Internet, y hemos encontrado muchas formas para hacer bolas de malabares, aunque nos quedamos con la más sencilla, con la que acabamos haciendo un vídeo para GuiaInfantil.com. Hemos pasado un rato muy, muy divertido. 

Los beneficios de jugar a malabares con los niños
Hemos descubierto que tanto es divertido elaborar las bolas como jugar con ellas a hacer malabarismo. La fabricación de las bolas trae beneficios para la motricidad fina de los niños, mientras jugar a los malabares, proporciona muchos beneficios, tanto mentales como físicos. El malabarismo no es un deporte pero ayuda en el desarrollo de la musculatura, la agilidad, la flexibilidad y el equilibrio en general de los niños. El malabarismo no es una ecuación matemática, pero ayuda a los niños a que consigan una mayor concentración, coordinación de movimientos y creatividad. Además, es un juego ideal para quitarse el estrés de encima. Una actividad muy recomendada para niños muy nerviosos y agitados. 

Cómo se juega a los malabares 
Seguro que alguna vez has visto un espectáculo de malabarismo, en algún circo, fiesta de cumpleaños o incluso por los parques y las calles. Aunque existan varias técnicas de malabarismo, la que más se conoce es la que consiste en una secuencia de movimientos que pretenden mantener las bolas u otros objetos en el aire. El malabarismo es el arte de manipular objetos con destrezay de forma coordinada. 

El origen del malabarismo
Existen relatos que cuentan que el malabarismo puede haber nacido en el Antiguo Egipto, hace 4 mil años a.C., cuando fueron encontradas pinturas en las tumbas de un faraón, que representaban personas lanzando objetos al aire. También en la Grecia antigua, entre los siglos IV y V a.C., surgieron malabaristas pintados en jarrones o esculpidos en trabajos de cerámica. Sin embargo, fue con el Imperio Romano que el arte del malabarismo se hizo más conocido y retratado en los dibujos, mosaicos, esculturas, etc. Con la caída del Imperio, el malabarismo también desapareció. Luego, en la Edad Media renació aunque como un arte marginado y mal visto. Sólo fue a partir del siglo XVIII que el malabarismo empezó a ser practicado por payasos en los espectáculos de calle. En el siglo XX, se creó la Asociación Internacional de Malabarismo (International Juggling Association), un grupo internacional de magos que apostaron por el reconocimiento del malabarismo como arte. Y a partir de ahí, todos hemos ganado también, ¿no crees?"

jueves, 5 de junio de 2014

Danza creativa para niños: la imaginación como terapia

Cuando pensamos en danza para niños usualmente pensamos en ballet. Pero si buscamos relacionar el baile con la imaginación infantil y el bienestar de nuestros hijos, nada mejor que la danza creativa.

La danza creativa promueve la libre expresión de los niños con el movimiento corporal. A través de ella -a diferencia del ballet, con movimientos predefinidos- se alienta la improvisación, la creación de maneras muy personales de expresarse utilizando el cuerpo. 

A través de la danza creativa el niño adquiere mayor conciencia de su cuerpo, sus partes e infinitas posibilidades de expresión. Pero también puede crear coreografías con otros niños. La interacción libre hará que a la vez que se expresan en la misma línea o concepto que el compañero, tendrán conciencia del otro y sus maneras distintas de expresar lo mismo. 

Las posibilidades de la danza creativa como forma de expresión para los niños son infinitas y muchas veces se desbordan. Por ello los profesores establecen reglas claras o se usan accesorios de apoyo según la edad del niño. 



Pero la danza creativa no sólo es útil para promover la expresividad en nuestros hijos o como herramienta pedagógica; va mucho más allá. Cuando sirve como terapia para el tratamiento de algunas enfermedades en personas de todas las edades, recibe el nombre de danzaterapia. 


Fuente original:miKinder